
Reseña del Redil
A veces, el amor por la naturaleza nace de un pequeño encuentro. Esta es la historia de cómo una niña descubrió su pasión por las abejas y comenzó una dulce aventura junto a ellas.
Dicen que las abejas nos escogen, y conmigo lo hicieron a través de mi profe Gaby, cuando me invitó por primera vez al Apiario Villarreal. Allí conocí a la abeja reina y, luego, el trabajo de las obreras. Ese día sentí un dolor en mi pie; mi mami dijo que era una espina de un árbol, pero ahora que han pasado los años y soy amiga de las abejas, les cuento que fue una picadura de una obrera. Desde ese momento, mi amor por ellas es incondicional.
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Ahora las recibo en mi casa y las pongo a buen resguardo; ellas, a cambio, me dan un poquito de su miel. No debemos extraer todo, porque si no, en épocas difíciles como lluvias y heladas, no pueden salir y mueren de hambre.
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Mi mami y mi papi me han apoyado en este proyecto, y a ellos les agradezco lo feliz que me siento en esta dulce aventura.
